jueves, 30 de abril de 2015

LA PALABRA DE LA SEMANA: GANDAYA

En esta España nuestra de golfos apandadores que tienen jeta y desfalco para rato, recuperemos una expresión muy coloquial y conocida: hacer el gandaya.
El D.R.A.E. establece:
 

gandaya1.
1. f. tuna (‖ vida libre y vagabunda).

En el periódico La Jornada analizan su origen:
 

"La primera documentación literaria de esta palabra en castellano con el sentido de “ociosidad y bribonería” se remonta al año de 1646, en la novela picaresca tardía del Estebanillo, pero la acepción de “redecilla para recoger el cabello” no aparece sino hasta la edición de 1817 del Diccionario de la Academia. El antecendente inmediato del castellano gandaya y, como veremos al final, del portugués gandaia y del gallego gandaina es la voz catalana gandalla, que proviene, a su vez, del occitano antiguo gandir y ésta del gótico wandjan. La voz catalana gandalla significa “especie de redecilla para el cabello, tuna, vida holgazana”, probablemente porque los bandoleros catalanes de los siglos XVI y XVII llevaban el cabello recogido con gandall o gandalla, una especie de cofia de uso frecuente desde el siglo XV [...].
 
En el teatro catalán suele representarse al antiguo bandolero cubierto con gandalla, pues esta precaución le era muy útil a quien tenía que andar huyendo o desplazándose rápidamente entre bosques o maleza. Los grandes lexicográfos Joan Corominas y José Pascual ven natural que se derive la acepción del siglo XVIII, “vida airada, vida holgazana”, de la gandall o “red” del siglo XV por ser característica de los bandoleros catalanes que atrajeron la atención de varios clásicos castellanos, como vemos en las comedias de Tirso y de Lope con el Catalán Serrallonga, por ejemplo, o con Roque Guinart en El Quijote y en La Cueva de Salamanca, además de que la palabra misma bandolero fue también un catalanismo de esa época. No ven tampoco dificultad en que la terminación alla se haya trocado en aya.
 

La constelación de sentidos de wandjan, gandir y gandalla en el gótico, el occitano y el catalán revelan, pues, el amplio espectro que puede adquirir gandaya en el castellano a propósito de bandolero, fugitivo, tortuoso, torcido, elusivo, vagabundo, bribón, holgazán […] En portugués gandaia significa “tuna, vida holgazana, tunería”, y la expresión andar a gandaia significa “vivir en la ociosidad”. Pero en esta lengua se añade otro sentido a nuestra vieja palabra: “búsqueda de objetos de algún valor en la basura”, lo que conduce a que el derivado verbal gandaiar (muy cercano, como puede verse, al que empleamos en México) signifique, además de “holgazanear” “buscar objetos de algún valor entre las basuras”, lo que a su vez confiere al gandaia o al gandaieiro un sentido más amplio que el del trapero […]. Pero en portugués el gandaieiro presenta otros datos interesantes: por un lado, se aproxima en sentido a la voz árabe gandür, “parásito, hombre de mala vida”, que en castellano ha pasado como gandul y en portugués como gandulo conservando ambas el sentido de “holgazán, haragán, perezoso, vagabundo, ocioso” y que algunos lexicógrafos han propuesto alguna vez, equivocadamente, como origen de nuestra voz gandaya. Pues bien, gandaieiro en portugués también significa “pillo, truhán, tunante”, lo que señala ya un “bandido de baja estofa”, un “ladronzuelo que roba por ocasión, cuando no busca objetos de valor en la basura”, sentido muy diferente del gandalla catalán del siglo XV y XVI que Cervantes retrata con gran dignidad en el capítulo LX de la Segunda Parte de El Quijote"

Sinónimos, por tanto, pueden ser: buscavidas, maleante, malevo, truhán, bandolero o pendenciero.



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