jueves, 22 de octubre de 2015

XVI CONCURSO HISPANOAMERICANO DE ORTOGRAFÍA

El pasado martes día 20 la alumna Sara Rodríguez Cabo, de 2º de Bachillerato A, representó a nuestro centro el el XVI Concurso Hispanoamericano de Ortografía, celebrado en la biblioteca del IES Aramo, de Oviedo. Desde el blog de la biblioteca le deseamos mucha suerte.


TALLER LITERARIO "PUNTO Y SEGUIDO" CON LEONARDO PADURA

El pasado miércoles 21 de octubre, los alumnos Nélida González Iglesias e Iván Barreda López, de 4º ESO B, han asistido al taller literario que la Fundación Princesa de Asturias había organizado con el premiado Leonardo Padura en el salón de actos del IES Carreño Miranda de Avilés. Posteriormente, Nélida González recibió una copia autografiada del texto con el que había participado en el concurso, texto que os ofrecemos a continuación. Las fotos pertenecen a dicho acto.



REGRESO A MIS RAICES

“Aunque en Cuba insistieran en llamarlo el Gallego Manolo, como a todos los españoles que por décadas y siglos se habían asentado en la isla, siempre que podía el viejo Manuel Mejido les aclaraba: “Asturiano. Soy asturiano”. Y no lo hacía porque considerara que ser asturiano fuese mejor que ser gallego, o catalán o andaluz, sino porque, a pesar de haber vivido tantos años lejos de su terruño, en cada ocasión en que se le despertaba la nostalgia, sus recuerdos más ingobernables reavivan la memoria de aquel pueblito asturiano donde había nacido y al cual, algún día, algún día, regresaría para completar el ciclo de la vida. Porque Manuel Mejido aspiraba a descansar en la misma tierra donde había nacido…

Sonreía cada vez que imaginaba en la mente esos prados verdes, esas fiestas tan populares, las gentes amables, el ganado tradicional, definitivamente tenía que volver allí, aunque fuera a ser la última vez.

A pesar de que transcurrieron los meses, su esperanza de ver ese pueblo otra vez nunca murió, porque era, precisamente eso lo que le animaba a luchar cada día por su sueño.

Los viajes, las esperas, los acostumbrados retrasos de los aviones no le importaron, no cuando al fin puso un pie en aquella tierra de nuevo. En unas horas aspiró ese aire tan especial para él.

Por la mañana recorrió el pueblito lleno de gente trabajadora que lo recibió encantada y en la tarde se reencontró con un viejo amigo, al cual no veía desde hacía muchos años y tuvo que admitir que también le había añorado.

Bueno, cuánto tiempo, ¿eh, Manu?
Ya me apetecía volver.

Conversaron sin decir nada en especial por horas, porque el reencontrarse de nuevo en esa tierra asturiana ya era algo especial de por sí.

Y, ¿qué tal te fue?— preguntó su amigo.
Ya sabes, bien, como siempre.

Miró a su alrededor y contempló el viento mecer los árboles, los jóvenes ayudando con el ganado y los niños jugando cerca de casa. Era afortunado por haber nacido en ese pueblo tan hermoso. Recordó otra vez más su propia experiencia, su honor asturiano que siempre iba guardado en su corazón, sus padres, trabajadores como ninguno, sus amigos, cerca en cualquier momento, sus vacas descontroladas en los prados, la rara oportunidad de ver mundo... Había tanto que agradecer a la vida...

Sí, es un buen momento para descansar— comentó.

Su amigo asintió con la cabeza, él suspiró hondo, y es que, como decía Manuel Mejido, hay que aprovechar lo bueno antes de que llegue lo malo.